UN PASITO ADELANTE.

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El esfuerzo y sacrificio realizados por parte de la plantilla, consciente de la importancia de este partido y de la cantidad de bajas de todo tipo con el que tocaba afrontarlo, estuvo a punto de obtener una óptima recompensa.  Muy cerca se quedó el Sanpa de hacerse con una valiosísima victoria en Vilanova ante el cuarto clasificado, ante el que costó horrores materializar la ocasiones de gol; y, que, cuando finalmente se logró, solamente pudo mantener dicha ventaja apenas un minuto, cediendo un agridulce empate que, si bien puede parecer insuficiente, puede valer su precio en oro de aquí a un tiempo más adelante.

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Esa extraña sensación de oportunidad perdida proviene de la buena primera parte realizada que no fue debidamente amortizada. Tras unos inicios de tanteo, el equipo de Sant Joan Despí se hizo con la iniciativa del juego, buscando la manera de llegar a la portería contraria ante un rival muy organizado y bien armado atrás, que apostó por un juego vertical y en largo con el que poder dar un zarpazo letal en ataque.  Siempre dio la sensación de que, con pocos efectivos, el Vilanova podía dar algo más que un susto en la portería de Rafa, la cual buscaron con disparos desde lejos. Pero, sin embargo, también dejó jugar a un Sanpa que, pese a ganar profundidad a través de las bandas, no estaba fino en el remate.  Siempre nos quedará la duda sobre si entró completamente el balón o no en el gol «fantasma» de Albert, que remató de cabeza en el segundo palo, golpeó en la base del larguero y, antes del segundo bote, el portero extrajo con las manos (min. 26).  Pero también fueron muy claras las ocasiones de Pauleta, en un mano a mano ante el guardameta resuelto con un disparo precipitado a las piernas de éste, y de GeFe, con dos disparos frontales que encontraron dos espectaculares respuestas por parte del cancerbero local, sin duda el jugador clave del partido.

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Tras el descanso, el equipo local ajustó sus líneas y mejoró sus prestaciones en el medio del campo. No solo dispuso de una mayor posesión, si no que dificultó algo más la circulación de balón sanpera, lo que a veces provocaba cierta precipitación y muchas pérdidas de balón.  Parecía que el Sanpa, tras no haber aprovechado su mayor dominio en el primer tiempo, iba con prisas en el segundo. Y esto generaba un correcalles que nada le convenía al equipo verdiamarillo. Ciertamente el portero local fue decisivo, enviando a córner un disparo de Marc (min.60) y atajando con el estómago un disparo a bocajarro dentro del área del propio goleador visitante (min. 69). O sacando con el pie un chut al palo corto del Albert (min. 66). Pero los locales también tuvieron sus oportunidades, como un disparo medio en vaselina que salió desviado sobre la portería de Rafa (min.66)  o dos llegadas casi consecutivas, resueltas defensivamente in extremis (min. 74).

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Dio la sensación de que salía el sol cuando, por fin, tras mucho insistir, Marc logró batir el marco contrario. Un error defensivo del Vilanova, cuando un atacante condujo el balón hacia campo propio ante la presión asfixiante de Úbeda, acabó con la recuperación del «murciélago» cerca de la línea de medios, que lanzó de primeras en largo para Marc que, arrancando desde campo propio,  llegó antes que el portero, lo regateó y batió al borde del área y con la portería vacía, el tan anhelado marco rival  que tanto se resistía (0-1. Min. 78). El gol tan deseado, que podía ser definitivo para llevarse los tres puntos de un campo harto difícil.

Pero el gozo quedó en un pozo. Cuando parecía que el Sanpa había hecho lo más difícil, llegó el palo.  Porque la alegría duraría solo hasta la jugada siguiente, cuando un falta algo inocente dentro del área visitante, tras una jugada al que le faltó determinación defensiva, iba  a permitir a los locales disponer de una ocasión inmejorable para neutralizar esa reciente desventaja. Ante tal circunstancia, la pena máxima no sería desaprovechada (1-1. Min. 81) y, de esta manera, se reestablecería un nuevo empate con el que ya se llegaría al final.

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Así pues, extraño sabor para un Sanpa se marcha con la sensación de haber perdido dos puntos que tuvo muy cerca; pero, a la vez, de cierta satisfacción por el nivel competitivo mostrado tras una semana algo enmarañada, habiendo sumado un punto logrado ante un rival que sigue luchando por el ascenso, por el que hubiera firmado poco antes del partido y que con el tiempo podrá, y deberá, valorarse debidamente.