PINCHAZO.
A la tercera fue la vencida y, tras el extraordinario comienzo de temporada de este Sanpa de Veteranos, ha llegado finalmente la primera derrota. La visita a Castelldefels ya despertaba algunas dudas, puesto que las numerosas bajas de las últimas semanas provocaron que el equipo llegara un poco entre algodones. Las necesarias aportaciones de los debutantes Trillo, David y «Mahoney» Úbeda no fueron suficiente para compensar las ausencias y las carencias físicas de un equipo aún falto de rodaje y muy castigado por las lesiones, si bien en la segunda parte dio toda una lección de pundonor que bien mereció un premio mayor que el de marcharse de vacío.
Porque, hay que reconocerlo, el equipo local fue superior, sobretodo en la primera hora de partido. Estuvo mucho más cómodo en el campo, tuvo mayor control del balón y fue quién marcó el ritmo del encuentro. No puede decirse que fuera un dominio aplastante, ya que sus atacantes tampoco inquietaban demasiado la portería de Pani, pero sí que se les vio a los jugadores en conjunto mucho más a gusto sobre el terreno de juego. Justo al contrario que a los muchachos del Sanpa, que acabaron haciendo muchos más kilómetros de lo normal y notaban cierta falta de frescura en su juego.
Aunque las oportunidades de gol no fueron tampoco muy numerosas en el primer tiempo, dos aciertos del Castelldefels se convertirían en dos goles. El primero, tras una buena combinación dentro del área, que permitió el mano a mano del capitán local frente a un Pani que poco pudo hacer; y el segundo, tras un saque de córner a media altura, donde un rematador fue más rápido dentro del área pequeña. Tampoco hubo mucho más. Ni las (grandes) dimensiones del campo ni la (madura) fuerza física de los jugadores iban a facilitar un juego frenético. Al menos, sin acabar como un camposanto. Así que hubo mucho control, y jugadas de peligro demasiado espaciadas en el tiempo.
El segundo tiempo iba a ofrecer algo más interesante, como fue la reacción (tardía) del Sanpa. El equipo local contaba con una buena ventaja y aún la ampliaría en un afortunado disparo de falta, que pasaría entre la barrera y se colaría en el marco verdiamarillo (3-0. Min.55). Así que tampoco necesitaba arriesgar. Y si bien Pani realizó un parada espectácular, al aguantar y rechazar con la pierna otro mano a mano dentro del área, sería el conjunto de Sant Joan Despí el que se armaría de coraje y, pese a las lesiones (Luna y Reverendo jugaron cojeando, Óscar volvió a romperse y Rubén aún arrastraba problemas físicos), no dudaría en buscar el gol del honor que, sin lugar a dudas, mereció sobradamente.
El Sanpa demostraría ser un buen ejemplo de empeño y tesón en la última media hora final. Verbo y Úbeda tuvieron la oportunidad de recortar distancias, provocando grandísimas y meritorias intervenciones del portero local, pero la oportunidad más clara la tendría el capitán Joan desde los 11 metros, cuando su disparo de la pena máxima fue rechazado inmisericorde por el poste cuando nada parecía impedir el gol. Ni siquiera engañando al portero, que se había marchado hacia otro lado, apareció el tanto que hubiera hecho algo de justicia en el marcador y hubiera devuelto algo de emoción al partido, en unos minutos dónde el Sanpa estaba volcado y dispuso de sus mejores momentos de un partido que se había atragantado en exceso el primer tiempo. Faltó el acierto y la fortuna de los partidos anteriores.
Por lo tanto, primera derrota del campeonato que, pese a todo, permite extraer lecciones muy interesantes. Aún cuando el equipo por capacidad y espíritu demuestra que puede hacer grandes cosas, resulta conveniente no olvidar el apartado físico. Estos comienzos previsiblemente complicados deben servir, amén para coger rodaje y condición física, también para aprender. Y para ello hay que plantearse cada partido como un reto del que extraer todo tipo de lecturas positivas… o por positivar. El próximo desafio, ante el Igualada, habrá que dar otro paso hacia adelante.
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