Segunda derrota de la temporada de los «júniors» del Sanpa, en otra tarde para olvidar. Torre-Roja volvió a ser gafe para el equipo de Sant Joan Despí, donde suma ya varias temporadas, tanto con el A como con el B, sin llevarse la victoria de este campo. En esta ocasión, al mayor entusiasmo de la Montserratina, que fue mucho más directa en ataque y convirtió a Manu en el mejor del partido, se le juntó la mala suerte que está teniendo esta temporada el equipo con los arbitrajes. El de este partido, fue muy poco afortunado, por no decir «pésimo», sobretodo en el segundo tiempo. Aunque uno salió bastante menos perjudicado que el otro, ambos clubes acabaron algo enfadados.
El 0-0 antes del descanso reflejó un enorme equilibrio entre ambos conjuntos, si bien los locales tuvieron un par de ocasiones que requirieron el buen hacer del arquero sanpero. Tampoco hicieron sufrir mucho a un Sanpa que llegaba bien hasta el borde del área rival, pero poco más, atascándose una y otra vez sin tener claro como resolver una vez llegado a ese punto.
El segundo tiempo no comenzó nada bien para los «Hombres de Paco (y Miguel)». Una sucesión de disparos acabó con un magnífico disparo a la escuadra al que poco pudo hacer Manu (1-0). Poco después llegó el 2-o con bastante polémica: un choque fortuito entre dos, rodilla con rodilla, a la altura del medio del campo, cerca de la banda izquierda, acabó con ambos jugadores malparados, especialmente Gómez. Mientras se pararon la mayoría de los jugadores, esperando la detención del juego (los gritos de dolor eran notables) y los gritos de «balón, fuera», el delantero local siguió la jugada de manera individual y marcó gol a lo «Juan Palomo», alegando que no se había enterado de nada cuando fue a preocuparse por el jugador lesionado.
A pesar del golpe, tanto individual como colectivo, el Sanpa reaccionó. Alan recortó distancias (2-1) y tanto él mismo (a portería vacía) como Berni (de cabeza) tuvieron dos ocasiones clarísimas para sumar el segundo tanto. Y cuando peor lo estaba pasando el equipo de Viladecans, llegó el esperpento: balón bombeado al área visitante, que entre Gómez y Manu consiguen alejar de la portería, pero cae a pies de un atacante local; el balón se lo adelanta demasiado y Gómez tirándose al suelo lo envía limpiamente a corner, antes de chocar con el delantero. Tras muchos segundos de dudas con los locales protestando, y sin saber qué hacer, el árbitro pita penalti (cambiando claramente la decisión de señalar corner, como si le hubieran informado los linieres por el pinganilllo tras 15 segundos de espera… solo que no había liníeres ni video ni nada) y le saca la segunda amarilla a Gómez. Una huída hacia adelante determinante, que acabaría decidiendo el partido.
Con el 3-1, el partido solo fue un cúmulo de nervios, parones, quejas, tarjetas y escaso fútbol. Ambos equipos pudieron haber marcado algún gol más, pero el marcador no se movió y el Sanpa perdió una gran ocasión de haber alcanzado los puestos de arriba ante un rival directo en esa puja.
Comentarios recientes