POR UN PUÑADO DE MINUTOS.

Después de todo se puede ver la luz, aunque el Sanpa volviera a pringar.

Año nuevo, defectos viejos. No ha sido éste el comienzo deseado para el Sanpa, después de caer derrotado en casa ante el Molins de Rei en otro partido con dos caras absolutamente diferentes, en el cuál todo lo positivo realizado durante 70 minutos de juego no fue suficiente para compensar los otros 20 minutos restantes de desajuste y desconcierto. Porque perder encajando 5 goles suele ser sinónimo de partido  cómodo y dominado por el equipo contrario, que suele ser lo más lógico. Por eso es de justicia explicar, aunque realmente sea algo mucho más difícil, que eso fue posible gracias a que se dieron dos impactantes fenómenos que castigaron al joven equipo de Sant Joan Despí:  primero, dejar “vivo” a su rival en el primer tiempo cuando podía haber sentenciado el partido; segundo, comenzar a disputar la segunda parte bastantes minutos después de que hubiera comenzado.

Porque sí, realmente podrá sonar sorprendente, pero el Sanpa se pudo haber marchado cómodamente con ventaja al descanso, en unos 45 minutos de gran poderío ofensivo, y, en cambio, se fue a vestuarios con un 2-2 gracias a un más que polémico penalti señalado en el último minuto, por una mano de Alex Arévalo tras ser embestido claramente en el salto y cayendo hacia atrás tras el saque de una falta. Y que lo era un 2-1 y pudo haber sido un 3-1 o un 4-1, se pasaría a un 2-5 en un fuerte arreón del conjunto visitante, que no halló una adecuada respuesta verdiamarilla hasta que fue demasiado tarde.  Errores inocentes, falta de intensidad defensiva,  reacciones lentas a segundas jugadas. Una lástima que unos pocos fallos de gran calado, acabaran por eclipsar, al menos a nivel de resultado, los muchos aciertos y grandes momentos de juego que hubo y que convirtieron el marcador final es una diferencia numérica repleta de injusticia.

Todo hay que decirlo. Que cuatro de los cinco goles visitantes fueran desde dentro del área pequeña dan pie a cierta autocrítica, sobretodo en lo que a “ferocidad en la caza de balones divididos” se refiere.  Esa pequeña diferencia entre despejar una pelota o que ésta se dirija a portería sin que el guardameta tenga poder de reacción. No sería esa la única causa de un marcador tan dispar. La exhibición del portero visitante también ayudó mucho a que el intercambio de goles acabara favoreciendo a su equipo. Porque ocasiones verdiamarillas haberlas, las hubo y, si el nivel de efectividad, hubiera sido la misma para los dos conjuntos, el resultado hubiera sido, una vez más, de esos abultados de fútbol sala dónde los equipos suman 10 goles o más entre los dos.

De momento, la suerte está dando la espalda, pero esperamos darnos la vuelta.

El arquero visitante ya pudo lucirse a los 2 minutos, cuando un libre directo ejecutado por Álex Arévalo se colaba pegado al larguero hasta que apareció la mano salvadora para enviar el esférico a córner. Y a los 18, desbarató un mano a mano de Toni Mesa, antes de que Micki enviara el rechace fuera, tocando el palo. Y en el 41, volvería volar, a una volea de Micki, que hubiera sido un gol de bandera de no haberse marchado el balón a saque de esquina.

Para entonces,  el marcador ya se había movido tres veces. Nada más empezar, se adelantó el Molins, tras un balón largo al corazón del área dónde el atacante no la dejó caer y golpeó mal pero lejos del alcance de Cañadas, una vez más portero accidental (0-1. Min.4). Pero el Sanpa no tardaría en darle la vuelta al marcador, cuando un jugadón de Yeste y Vega rompió la línea defensiva,  y permitió a Mesa adelantarse al portero en la salida y dejar a Berni, para que remachara a la red (1-1. Min.7). Y, poco después, cuando un desplazamiento vertical en largo de Guille sorprendiera a la defensa rival, habilitara el control y resolución del “killer” del Sanpa, para que no perdonara en este mano a mano con el portero (2-1. Min.11).

A partir de ahí, dominio total del Sanpa. El trabajo de Guille, Raúl, Álex, Trillo y Reyes en defensa fue completísimo, anulando prácticamente todas las ráfagas rivales. A diferencia de Sant Esteve Sesrovires, Cañadas apenas tuvo que intervenir. Por el contrario, el meta rival evitó tres goles con sus grandes intervenciones. Y Berni, muy incisivo por banda, tuvo el tercero tras una intercepción de Yeste en campo contrario, pero su disparo se marchó demasiado cruzado cuando ya se cantaba el gol. Todo parecía ir viento en popa hasta el descanso. Hasta que llegó esa última jugada que devolvería, unos segundos antes de la media parte, una igualada doblemente injusta: por juego y ocasiones y por la discutible decisión tomada. Y llegó ese 2-2 que no debería haber llegado (al menos, así).

El guión cambiaría en el segundo tiempo. El Molins puso toda su fe y empuje y, en menos de 15 minutos, llegarían tres goles que dejaron en evidencia ese bajón sanpero. Los tres procedentes de rechaces: uno, tras una gran intervención de Cañadas, que se convirtió en segunda opción por no despejar el balón y querer saliendo con el balón controlado; otro, tras un saque de esquina al segundo palo que el portero Sanpero no pudo atajar por alto y quedó muerto a ras de suelo; y el tercero, también cargado de polémica, cuando un atacante amortiguó claramente el balón con el brazo y el árbitro dejó seguir porque el balón fue despejado… y ese despeje cayó a pies de otro delantero que disparó y su chut fue desviado a gol, habilitado por un defensa que estaba en el suelo, precisamente por el protagonista de la mano. Mala tarde para hilar fino, por lo que parece.

Estos aficionados apuestan por el Sanpa para este 2018

Todo parecía sentenciado, pero aún hubo algo que decir. La entrada de Pazo y Denis acabaría revitalizando al equipo, con Xavi Subirachs formando la defensa de tres con la salida de Guille, Trillo y Marc. Se sufría atrás, pero se apretaba en la vanguardia. Toni Mesa marcaría su segundo gol de la tarde y metería de nuevo al Sanpa en el partido (3-5) con 10 minutos por jugar. Y no es exagerado decir que el conjunto verdiamarillo pudo haber empatado, perfectamente, de no haber sido por la espectacular actuación del portero visitante.  Hasta 4 ocasiones claras fueron desbaratadas por el arquero, que se lució en dos libres directos (uno, con palomita incluida) y un paradón un disparo a bocajarro junto al poste.  No pudo ser, se pitó el final del partido, y se dejaron escapar tres puntos en casa con cierta sensación de injusticia. Habrá que insistir.

Sin tiempo para lamentarse, la siguiente semana el Sanpa tendrá una nueva oportunidad en La Palma de Cervelló, en el encuentro que cerrará esta primera vuelta. Esperamos que este principio de año se enderece, y se vuelva a sumar de tres en tres como se hizo a comienzos de esta temporada. Así lo esperamos.