CHAPARRÓN.
Incomprensible. Se puede especular sobre la existencia de las maldiciones, los males de ojo o las velas negras. O rasgarse las vestiduras por las ausencias, la irregularidad o las pajas mentales. La cuestión es que el resultado no hizo ninguna justicia a lo visto durante el partido. No se debe desmerecer los méritos del Casablanca, un equipo atrevido y con suficiente talento para estar mucho más arriba en la tabla, que supo cruzar los dedos y luego buscar su oportunidad. Pero el 1-3 fue un castigo demasiado salvaje para un Sanpa que no mereció en absoluto esta derrota, decidida en unos postreros minutos de un encuentro no apto para cardiacos, y que tuvo como principal protagonista la lluvia caída el pasado sábado, último de febrero.
Al igual que pasó la semana pasada en el Prat, el conjunto verdiamarillo dejó escapar los puntos en la recta final de un partido que pudo haber sentenciado favorablemente muchísimos minutos antes. Las oportunidades, algunas muy claras delante del portero rival, se llegaron a repetir una y otra vez a lo largo del choque, sin que los jugadores sanperos acertaran a enviar el balón al fondo de la red. El gol de Xesco, nada más iniciarse la segunda parte, pareció romper esa maldición, para llevar, de una vez por todas, al equipo rumbo a buen puerto. Sin embargo, el trabajo realizado se acabaría yendo al traste por cuestiones puntuales, aquellas que muestran los miedos y aprensiones propias de quién necesita como agua de mayo una victoria que le saque del pozo. Temer que pase algo y que pase. En su lugar, cayó otro tipo de agua, tanto física como mental, para al final acabar desolados, empapados y sin triunfo,
Animados por su victoria de la semana pasada en su derbi, los de Sant Boi empezaron con mucho empuje. No obstante, su insistencia no hizo si no chocar con una línea defensiva que tendría una actuación espectacular, con unos Gómez y Robert sublimes e infranqueables por las bandas, y con Abel y Alex espectaculares y fervorosos en el eje. La gran labor de Josemi y Guardia por delante permitió, a su vez, generar rápidas transiciones defensa-ataque que darían pie a los hombres de arriba a generar peligro de cara a portería contraria. Y el retahila de oportunidades, darían comienzo.
Alan, una amenaza constante hasta que se lesionó, fue el primero en encarar al arquero rival, que respondió con una mano veloz y abajo al disparo que debía resolver el mano-a-mano. Después fue Elías, gran partido el suyo y asistente de lujo en la oportunidad anterior, tras un rápido saque de Guardia en el medio del campo, al plantarse solo dentro del área de cara a portería, pero dejarse el balón atrás antes de que dos defensas se le echaran encima para impedir el disparo. Y la tercera la tendría Rafa, al no resolver una escapada de Alan por la izquierda en una superioridad 3 contra 1 y hacer un extraño con el balón, que se le marchó sorprendente por la línea de fondo al dudar si acribillar al portero o esquivarlo al haberse ido precipitadamente al suelo.
Las llegadas y dominio sanpero no evitaron el 0-0 antes del descanso, ya con el reaparecido Sierra en el campo por el lesionado Alan. No obstante, existían motivos de sobra para el optimismo, aún cuando al Casablanca no le faltaba argumentos para dar algún susto. Con todo, la lógica pareció aplicarse cuando Xesco abrió el marcador tras la reanudación (1-0), en unos fantásticos primeros minutos verdiamarillos dónde se echó (y se echaría) de menos ese gol que, probablemente, hubiera dejado la victoria muy cercana.
Con la oportunidad que les supuso el tanteo mínimo existente, los visitantes apretaron en busca del empate. Las intervenciones de un Manu muy seguro y un disparo repelido por el poste lo impidieron en la medida de lo posible hasta que, cuando parecía que había pasado lo peor y el Sanpa estaba en condiciones de ampliar su diferencia, llegó un fallo defensivo y el primero de los tres goles visitantes, todos ellos de contraataque: pérdida de balón en 3/4, superioridad dentro del área y pase rematado a dos metros de la línea de gol con Manu completamente vendido (1-1).
Aunque los visitantes se fueron arriba, estuvo más cerca el 2-1 que el 1-2. Un rápido saque de falta de Guardia dejó a Sierra solo para encarar el portero dentro del área, que impidió desde el suelo que el balón le superara hacia la línea de gol y el posterior regate. Después, Josemi y Berni se chocaron cuando tenían que dictar sentencia desde el punto de penalty, completamente solos, a un pase de la muerte hacia atrás llegado desde línea de fondo tras un jugadón de Rafa.
La entrada de Rubén incrementó aún más las revoluciones en ataque a la espera del falta golpe final. A menos de 5 minutos para el final, una contra que parecía haber sido neutralizada concluye con un disparo fuera del área que rebota en la pierna de un defensor, provocando que la pelota haga un extraño, se bombee de manera atípica y sorprenda a un Manu cogido a contrapie (1-2).
El tercer gol fue un cruel desenlace para el Sanpa. En el descuento, en una falta a favor del Sanpa y balón al corazón del área, el empate estuvo presente… salvo que el inapelable remate en volea que, de haber ido a portería, hubiera sido casi imposible para el portero, se convirtió en una pifia y salió en dirección contraria. Y de la contra resultante llegaría la sentencia definitiva (1-3) para poner la húmeda guinda a un pastel que debieron comerse, por ganas, espíritu y ocasiones, los muchachos de Paco y Miguel, pero del que no quedaron ni una migaja ante la confabulación de infortunios que acabaron dando forma al resultado final.
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