HASTA EL FINAL.
El Sanpa sufrió una nueva derrota, la quinta consecutiva desde que comenzó la segunda vuelta, pero volvió a hacerlo con las que están siendo sus señas de identidad: poniéndolo muy difícil y dándolo todo hasta el final. Porque recursos le faltarán, pero corazón, sacrificio y espíritu de lucha lo tiene en abundancia. El duelo del pasado sábado en el Barri Centre, nuevamente con el equipo en cuadro por la gran cantidad de lesionados y algunas ausencias forzadas, volvía a ser una prueba de fuego que debía afrontarse con la mayor dignidad posible, una total disposición a ofecer resistencia y la esperanza de poder dar la sorpresa ante un rival que, con bastante probabilidad, prometía presentarse en mejores condiciones que el conjunto local.
Porque el Can Roca, quinto clasificado en la Liga, llegó a Sant Joan Despí con más efectivos y un deseo firme de no pinchar ante una UD San Pancracio que ya logró sorprender en el encuentro de ida. Con algunas bajas sensibles respecto a aquel partido y varios jugadores «tocados» o recién salidos de alguna lesión, el equipo verdiamarillo volvió a demostrar que puede plantarle cara a cualquier rival, incluso a los que están bien situados en la tabla, haciéndoles sudar lo suficiente como para que tengan que esperar con impaciencia el pitido final del árbitro para asegurarse una victoria que han tenido que trabajar.
Al igual que en los dos partidos anteriores disputados en casa, el Sanpa tuvo que aguantar el arreón inicial de su oponente. El Can Roca fue muy intenso e insistente en el primer tramo del partido, haciendo pensar que podría ser cuestión de tiempo que marcaran el primer gol. El balón circulaba mucho por la inmediaciones del área de Rubio, de nuevo circunstancialmente bajo palos, lo que provocaba una concentración defensiva exigente para resistir las acometidas. A la defensa sanpera, compuesta por Joan, Ramon, Chus y Pedro, con Trillo y Ricard por delante y David y Ardiles por banda, no le dominó el vertigo y supo responder a las expectativas. Buscando a Verbo y Germanikus, en punta, intentó zafarse de la presión contraria y dificultar la salida de balón en campo ajeno. Al final, tan persistente labor acabaría dando su fruto: un balón perdido en un mal despeje cerca de la línea de banda derecha, lo «engancharía» Deivid Moyano que, metiendo una impresionante y hiperbólica rosca, superaría al portero fuera de portería y establecería el 1-0 (min.21).
No obstante, la «alegría duraría poco en la casa del pobre». Solo un minuto después, el conjunto de Castelldefels lograría empatar en lo que pareció un ataque de rabia. Se suponía que estaban dominando. Así que, nuevamente, una pelota se paseó cerca de la media luna del área, pero esta vez un atacante la enganchó de primeras apuntando al palo largo de Rubio, que poco pudo hacer para impedir el 1-1 (min.22). El equilibrio regresaba con rapidez en el marcador. Así que tocaba seguir pugnando por ese triunfo tan deseado por ambos lados.
Esa pugna se acabaría decidiendo de penalti, en el segundo tiempo. Apenas habían pasado cinco minutos, en un nuevo arranque explosivo del Can Roca, cuando se señaló una clara pena máxima que parecía decantar para los visitantes este partido (1-2. Min.51). Sin embargo, con Reverendo en el lugar del lesionado Verbo, el Sanpa no decayó. Mantuvo el porte hasta el último segundo, disponiendo incluso de tres buenas ocasiones para empatar el partido. Chus, que volvió a avanzar su posición, estuvo a punto de aprovechar una concesión del rival, al ganarle la posición, pero se quedó sin aire para definir. Y, en los últimos minutos, también pudo haber llegado el «sorpasso» en una buena jugada por banda izquierda, en que tanto Germán como Ricard quedaron habilitados en la media luna del área, pero se molestaron a la hora del disparo. Una gran oportunidad, como la que tuvo Trillo a un pase de la muerte del propio «Shooter» Baena, que concluyó con un chut fallido dentro del área.
En cualquier caso, no podrá decirse que el Sanpa se dejara llevar por el fatalismo o que firmara su capitulación antes de que concluyera el partido. Se resistió con firmeza a lo que parecía una derrota inevitable, luchando, evitando que se esfumaran sus opciones hasta que el definitivo envío a vestuarios. Cayó por la mínima ante un durísimo rival, que fue justo vencedor. Habrá que esperar una semana más para ver si todo este esfuerzo acaba obteniendo una recompensa. Sin embargo, a día de hoy y muy probablemente hasta final de temporada, seguirá poniendo difíciles las cosas a todos los rivales. Pronto se escribirá sobre nuevas victorias. Llegarán.
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