MAÑANA SERÁ OTRO DÍA.

Demasiadas dudas y cierta falta confianza. Tras el buen partido de la semana anterior ante el Sant Pere Nord, cuesta entender el porqué de este bajón ante el Sants. Tal vez fueron las numerosas bajas, que obligaron a una once de circunstancias con un única sustitución posible. O quizá fue que no era la tarde propicia, porque conforme a la Ley de Murphy: «todo lo que pudo salir mal, salió mal».

La lucha entre las VTC y los taxis podrían estar pasando una factura psicológica.

El debut de «Germanikus» Baena como «veterano» y  la buena noticia de la vuelta de Óscar, Verbo y Polonio (segundo partido seguido) quedaron en segundo plano en uno de los partidos más grises que ha disputado el Sanpa esta temporada.  A la falta de acierto de cara a portería se unieron errores estrepitosos nada habituales, tanto a nivel individual como colectivo, que acabaron pasando factura. Eso no por no comentar que, siempre que el equipo tuvo la posibilidad de meterse nuevamente en el partido, ocurría algo que lo impedía. Cabe añadir también que el rival puso mucho de su parte.  Es justo decir que el atrevimiento y el desparpajo que mostró en ataque el conjunto barcelonés, solo por esa valentía, se hizo sobrado merecedor de la victoria. Aunque ciertamente también le ayudó mucho que a los verdiamarillos tampoco les saliera nada de lo que les tenía que salir.

Cara que se le quedó a Óscar cuando le tocó ponerse de portero

El primer tiempo fue un toma-y-daca en el que ambos equipos llegaban con relativa facilidad a las proximidades del área contraria. En cierto modo, el Sanpa tuvo sus opciones de gol: Ardiles probó suerte tras un pase de Ricard (min.4) y Marc tuvo su oportunidad, al recuperar un balón perdido junto a la banda, pero su vaselina se marchó por los pelos (min.17). También una dejada de Germán para Polonio, obligó al portero visitante a rechazar con el pie el disparo de este último (min.20). Buenas ocasiones que pudieron haber adelantado al equipo en el marcador. Sin embargo, en defensa también se estaba sufriendo mucho. El Sants rondaba demasiado el área de Pedro, portero accidental durante el primer tiempo, que tuvo que emplearse a fondo para atajar un tiro desde el borde del área (min. 5). Úbeda también hubo de neutralizar dos ocasiones claras casi seguidas, en ambas tirándose al suelo para tapar sendos disparos dentro del área, para evitar que se convirtieran en gol (min.20 y min.21). Así que el duelo estaba muy abierto. Aunque en esta dinámica unos se sentían más cómodos que los otros.

Tal vez la Gala Final de Operación Triunfo pudo ser la distracción que provocara esos errores defensivos.

Posiblemente, la jugada clave del partido llegaría pasado el ecuador del primer tiempo. Un claro penalti sobre Verbo dio la más clara oportunidad al Sanpa para colocarse por delante. No obstante, el guardameta visitante adivinó la intención de Ramon y tapó posteriormente el disparo en el rechace. Una pena, porque esa acción pudo haber cambiado el signo del partido. Para colmo, en la jugada siguiente, llegaría el 0-1 (min.30). Una combinación simultánea de eventos realmente para tirarse de los pelos. Digno de pifia en una tirada de dados de un juego de rol.  Porque con ese resultado se llegaría al descanso y obligaba a remontar en el segundo tiempo. Con todo muy loco para garantizar nada.

«Por que, como decía Jung, el insconsciente del que habla Freud, puede ser tan individual como colectivo»

No puede negarse que el equipo hizo lo posible para recomponerse. Pese a que las sensaciones no eran las mejores. Aunque lo que llegaría a continuación, en la reanudación, aún sería más horrible para los intereses del Sanpa. Dos jugadas en apenas tres minutos provocaron la expulsión de Rubio, portero accidental en el segundo tiempo, que desvió fuera de su área un disparo que presumiblemente iba a puerta (y posiblemente a gol); y el segundo gol visitante, en una contra con un balón perdido en un despeje, un resbalón inoportuno y Óscar, de improvisado portero, completamente vendido para poder impedir el tanto (0-2. Min.55). Espantoso panorama para los locales.

Estos jóvenes escritores aportan las claves para los remates de cabeza y el arte del penalti.

Sin embargo, de lo que podía oler a goleada, con el Sanpa jugando con 10 y un jugador de campo de portero, aún surgió la posibilidad de evitar la debacle. El equipo verdiamarillo se centró, adelantó líneas y prácticamente no concedió más ocasiones de goles excepto el tercer gol visitante, que llegaría en el descuento en una acción de contraataque completamente aislada. Por desgracia, ese tanto que pudo haber devuelto la emoción al partido, no llegó. Porque, oportunidades para el 1-2, las hubo y algunas fueron muy claras. Marc no tuvo su tarde y desaprovechó hasta tres mano a mano ante un portero visitante que tuvo una actuación descomunal. Para convertirse en «internacional». Atajó dos cañonazos, uno de ellos aguardando el tiempo suficiente el disparo, del delantero sanpero (min.77). Y en otra, le dio lo suficiente con la mano, para que un compañero suyo pudiera sacar el balón que iba a la red justo sobre la línea de gol (min.85). También voló a un disparo colocado de Germán al borde del área, ajustado al palo izquierdo, que también pudo haber supuesto el tanto del honor, pero lo envió a córner.

Las distancias en el marcador no se redujeron y, finalmente, poco antes del pitido final, llegaría ese doloroso tercer gol, tan excesivo como ejemplar de lo que supone una tarde de catastróficas desdichas. Penalti fallado, portero expulsado, jugador de campo de portero, regalos que se convierten en goles en contra, ocasiones erradas y exhibición del guardameta contrario…

En fin. Mañana será otro día.

 

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