Naufragio.

Y tras la calma, llegó la tempestad. Batacazo sanpero en Sant Feliu, dónde bajo un temporal de agua y bastante frío la Penya Blanc Blava aseguró su victoria en 20 minutos de total desconcierto verdiamarillo. Las inoportunas bajas por lesión y sanción, que obligaron a pedir ayuda a los jugadores del «A», y una arriesgada apuesta de disputar el partido de menos a más se toparon con compacto bloque blanquiazul que supo a la perfección cómo explotar sus virtudes como local y cómo sacar provecho de las carencias de unos desconcertados visitantes.

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Partido confuso: ¿Eso es un balón o la factura de la luz?

A diferencia de la pasada semana en Molins, el equipo de Platas no entró en ningún momento el partido. Ni en el inicio nefasto donde encajó todos los goles, dos de ellos de contraataque, ni posteriormente, cuando buscó con más corazón que cabeza ese gol que le hiciera creer en la remontada y no dispuso del del acierto necesario para hacer posible esa hazaña. Se notó, y mucho, la ausencia del capitán Rafa en la media, tanto en juego como en espíritu. El triángulo formado por Guardia, Carlos y Trillo nunca se sintió cómodo, ni siquiera cuando el conjunto de Vicente cedía la iniciativa. Tampoco Kike pudo explotar sus virtudes en punta, alejado de su banda natural, si bien dispuso de dos grandes oportunidades para recortar distancias antes del descanso que bien pudieron haberle dado más emoción al marcador.

Aunque no pueda decirse que la Blanc-Blava ejerciera una superioridad aclaparadora, sí dio la sensación de que controlaba el partido a su antojo. Apretaba cuando debía y esperaba pacientemente atrás el resto del tiempo. Los dos primeros goles surgieron de la sencillez, como si el fútbol fuera fácil. El tanto que abría el marcador fue fruto de una diagonal al área, tras un tanteo en las inmediaciones del área por banda izquierda que, tras no progresar, acabó con un cambio de juego hacia el otro lado, por donde entró solo Facu Ferrari, un viejo conocido (estuvo a punto de fichar por el Sanpa B hace dos años), que batió en el mano a mano a David Vega sin contemplaciones (min.10). El segundo, también surgió de la nada: desplazamiento en largo desde el campo blanquiazul, Xavier Amaya gana por velocidad a «Guru» en la inmensidad del campo y se adelanta en su tardía salida al arquero sanpero, estableciendo el 2-0 a portería vacía (min.15).

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En directo, desde Irkutsk: «En Siberia no queda ni un mamuth, lorolorolololo…»

No sería justo cargar tintas a nivel individual, ya que el colapso fue colectivo. Solo así se entiende el tercer gol, cuando una apertura a la banda derecha permitió al extremo local escaparse y tener tiempo de preparar un centro que, sin ser bueno, cogió a contrapie a toda la línea defensiva sanpera. En un alud de mala suerte, el balón acabó en los pies del único delantero que había entre tres defensores, que no perdonó desde el borde del área pequeña (3-0. min. 22). Daba la impresión, de conformidad a las «Leyes de Murphy», que si «algo podía salir mal, acaba saliendo mal«.

La reacción del Sanpa fue algo atropellada. Faltó continuidad en el juego y sobró precipitación. Aunque cedió el balón, la Blanc Blava no bajó la intensidad. Tampoco era el día para los aciertos en ataque. A Kike le sacaron sobre la línea de gol un remate de cabeza a centro de Iván, que había superado ya al portero, y solamente un defensor podía impedir el gol de manera acrobática y de espaldas (tal y como lo hizo). De la misma manera que el portero salió con todo y tapó con el cuerpo el disparo del propio Kike al girarse en el punto de penalti (min.41).

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«Es el mister el que elige el 4-4-2 y es el 4-4-2 el que quiere que sea elegido por el mister como 4-4-2»

Con toda la artillería disponible en juego, con Matteo y Rivo, además de los «A» Josemi y Gómez, el Sanpa tampoco pudo batir la portería contraria en el segundo tiempo. En una jugada calcada al primer gol local, Josemi pudo recortar la diferencia en el marcador, pero su control para encarar al portero se le fue largo. Poco después, Matteo conectó un remate de cabeza al segundo palo, a contrapie, que se marchó desviado cuando todos se quedaron mirando el desenlace. Más tarde, también se le escaparía otro disparo, demasiado cruzado, cuando consiguió romper la línea defensiva por la izquierda y plantarse ante el portero. El balón no quería entrar. Y finalmente no entró.

Aún tuvo Vega que salvar, con una mano sorprendente y la ayuda del palo, el que hubiera sido el cuarto un gol local, probablemente un castigo excesivo que para nada refleja la diferencia entre ambos equipos (a pesar del 0-5 global de esta temporada). No obstante, no puede negarse que la victoria del conjunto blanquiazul de Vicente Pérez fue justa, que un Sanpa bastante parcheado no tuvo su día y que hay que pasar capítulo para pensar ya en el próximo encuentro. Si el equipo de Platas está al nivel que mostró ante el Incresa, el líder Corbera deberá esforzarse, y mucho, para llevarse los tres puntos.