ÉPICA HISTÓRICA.
Realmente colosal. Resulta difícil encontrar las palabras para describir el impresionante, heróico y memorable papel desempeñado por el Sanpa en el histórico campo de la Verneda. Por la ilusión que suponía jugar ante uno de los equipos más legendarios de Barcelona, el C.E. Júpiter; por el placer que hacerlo en Sant Martí, en unos de los terrenos de juego más emblemáticos de la ciudad condal, con más de 80 años de existencia; por el reto que representaba enfrentarse al actual y firme segundo clasificado de la Tabla, que solamente ha dejado escapar puntos como local ante el líder, Sant Esteve Sesrovires, en toda la primera vuelta; y por el titánico desafío y la extraordinaria dificultad que comportaba afrontar este duelo con solo 10 jugadores. Una misión, que se preveía de antemano, tan emocionante como inabarcable y que, en condiciones normales, solo podía acabar de una manera: en forma de una derrota más que contundente ante el equipo de casa.
Sin embargo, el pasado sábado 23 de diciembre se dieron las dos condiciones que hicieron posible el «milagro sanpero», que no solo logró puntuar, si no que a punto estuvo de dar la sorpresa y llevarse la victoria. Por un lado, el conjunto local no tuvo su día más inspirado y no encontró las vías para atravesar y superar el voluntarioso y afanoso despliegue verdiamarillo, en el cual se multiplicaron todos sus esfuerzos para compensar su escasez de recursos. Y por otro, los 10 «gladiadores pancratinos» lo dieron todo, en cuerpo, mente y alma, viviendo cada minuto como si fuera el último que iban a estar en un terreno de juego. Tal vez no formaban, a nivel técnico-cualitativo, el mejor equipo de gala de la UD San Pancracio. No obstante, capitaneados por Carri, dirigidos por Joan y espoleados por la «Marcos Family», estos 10 guerreros actuaron de un modo por el cual la afición solo puede sentirse orgullosa, muy orgullosa. Un magnífico regalo de Navidad para la Parroquia Sanpera, aún cuando «solo» se obtuviera finalmente el empate. Una proeza lograda con un 4-4-1.
El primer tiempo transcurrió conforme al guión esperado. El Júpiter, claro y lógico portador de la iniciativa del juego, se adelantó al cuarto de hora de partido con un chut desde fuera del área que buscó la escuadra de la portería. Rubio, que realizó un partido completísimo e impecable bajo palos, poco pudo hacer para evitarlo, ya que la posición del disparo, muy centrada y sin la debida oposición, lo dejaba vendido ante un tiro debidamente colocado. Sin embargo, pese al lapsus, lejos de venirse abajo, los muchachos del Sanpa apretaron los dientes y siguieron trabajando con esmero para que esa diferencia no se ampliara aún más. Concentrados. Manteniendo una correcta colocación en el campo. Cerrando y tapando espacios. Colaborando de manera constante e incesante en la vasculación defensiva. Todos como uno.
Cada minuto que pasaba con el marcador al mínimo, a base de lucha y constancia, sabía a gloria para los verdiamarillos. Y comenzaba a despertar cierta inquietud e incomodidad en las filas grisgrana. Cierto es que, en una jugada algo atropellada, un balón se estrelló en el larguero de Rubio, pero más allá de esa oportunidad, no se verían demasiadas ocasiones realmente claras que permitieran al equipo local marcharse completamente tranquilo y con los deberes hechos al descanso.
Al contrario, el Sanpa sí los estaba haciendo y se había dejado ver en el área contraria, generando modestamente la sensación de que podía dar algún susto, especialmente a pelota parada. Eso alimentó su esperanza. Primero, Chus cabeceó algo forzado al lateral de la red. Poco después, una dejada-chut cruzada al segundo palo, estuvo a punto de «cazarla» Reverendo en el otro poste, que se deslizó por el suelo y no empujó el balón al fondo de la red por apenas unos centímetros. También en un saque de banda en largo, con otro buen movimiento táctico que habilitó a Carri para, entrando desde atrás, tuviera su oportunidad de marcar, si bien golpearía mordida la pelota y la enviaría al lateral de la red. E incluso Germán tuvo la suya, en un balón dividido que hizo dudar a un defensor con el bote, que el atacante pudo haber enganchado el disparo de primeras dentro del área, en lo que podría haber sido un sorprendente empate por parte de un equipo que mantenía su fe, aunque fuera para conseguir una derrota honrosa, a pesar de que se encontraba en inferioridad numérica. Quedaban razones para creer. Pese a la circunstancias, no lo estaba haciendo nada mal el Sanpa.
No cabe decir que, si una desventaja mínima ya suponía todo un logro para estos valerosos muchachos, evidentemente lo que llegaría a continuación se convertiría en una machada en toda regla. Tras el descanso, sí llegaría la sorpresa y saltaría la banca. No solo por empate, que bien podía haber parecido accidental, sino por el sueño hecho realidad de fructificar una remontada, lograda a base de garra y pundonor. Una gran jugada por banda izquierda permitió a Xavi Carrillo, menuda exhibición la suya, irrumpir dentro del área y provocar un claro penalti cuando había dejado sentado al defensor con un quiebro. Era la gran oportunidad. La pena máxima la ejecutaría «Deivid» Moyano, que no perdonaría desde los 11 metros con un disparo fuerte y centrado (1-1. Min. 55). Y cuando igualar el marcador representaba un premio inimaginable que habría que luchar por mantener, llegaría el hachazo. Tras una gran acción defensiva con recuperación de pelota, Joan lanza un pase largo a la izquierda para Germán que, ganando la posición y viendo el hueco, mete un preciso balón a la espalda de los centrales hacia el corazón del área. Es entonces cuando aparece Reverendo que, tirándose al suelo, se adelanta al portero y levanta ligeramente el esférico sobre su salida para enviarlo al fondo de la red (1-2. Min.59). Mágico, indescriptible: los aficionados se frotaban los ojos. Corría el cuarto de hora del segundo tiempo y…el Sanpa se colocaba por delante en el marcador!!!
A pesar del shock que les supuso este tanto, estaba claro que, con todavía media hora por delante, el Júpiter sacaría todo su talento y su orgullo para poner remedio a la tan complicada situación en la que le había metido el conjunto de Sant Joan Despí. Las teorías sobre la relatividad del tiempo se llevarían a la práctica: el reloj correría raudo y veloz para el equipo local y lento y eterno para el equipo visitante. Con cada jugada viviéndose con una intensidad inenarrable, verdiamarillos y grisgranas disputarían una recta final emocionantísima de aquellas que desaconsejan los cardiologos. El segundo gol del Júpiter premió su insistencia (2-2. Min.78) e hizo pensar en que la lógica podría volver a su curso en el último tramo. Quedaban los últimos coletazos.
No obstante, la valentía sanpera, que en pleno asedio, un jugador menos y ningún relevo para sus 10 sufridos batalladores de campo aún se atrevió a salir a la contra a buscar del tercer gol, no merecía irse de vacío. Porque vaciarse fue lo que hicieron estos gladiadores. Así que, a pesar de los emocionantes minutos finales, en el que todas las partes apuraron al máximo sus opciones, el marcador no se movería más y permitiría este reparto de puntos pre-navideño, que permite acabar el 2018 para la UD San Pancracio con un inmejorable sabor de boca y la satisfacción de haber podido vivir un partido de dimensiones épicas, ante un grandísimo rival con indiscutible solera y en un escenario extraordinario.
Podrán golearnos a la vuelta, pero este logro es imborrable.
¡¡Enhorabuena!!!
¡¡¡Volvemos en el 2019!!!
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